Bannerbild | zur StartseiteBannerbild | zur StartseiteBannerbild | zur StartseiteBannerbild | zur StartseiteBannerbildBannerbild | zur StartseiteBannerbild | zur StartseiteBannerbild | zur StartseiteBannerbildBannerbild | zur StartseiteBannerbild | zur StartseiteBannerbild | zur StartseiteBannerbild | zur StartseiteStreicherklasse Information
Link zur Seite versenden   Druckansicht öffnen
 

Texto fictivo: Apuntes en el diario de Moncho

Junio 1938:

Me meé. Me meé en la escuela. Me meé y todos los otros chicos se rieron. ¡Qué vergüenza! Fue mi primer de escuela y me meé… Creo que no puedo volver a ir a la escuela. ¿Por qué no les he dicho a mis padres que hoy me siento enfermo? ¿Por qué no? ¿Por qué no? Todos los niños se rieron a carcajadas. Sonó como jauría de perros a la caza de un zorro. ¡Qué espanto! ¡Y por si fuera poco! Uno me chivió al maestro. ¿Y él? Él no hizo nada, soló preguntó por mi nombre. ¿Por qué? ¡No lo sé! Creo que me va a golpear con su lanza cuando vuelva a la escuela. No es una lanza de verdad pero su regla da la impresión de ser una lanza, una lanza del Ab del-Krim. ¡Horrible! ¿Qué puedo hacer? Ahora estoy sentado en el Sinaí, esperando que el maestro vuelva y me golpee con su lanza. Ya estoy esperando tres horas. Empieza a oscurecer. ¿Qué es ese ruido? ¡El sapo llega!

Moncho cerra su diario. No es el maestro sino Cordeiro quien llega para llevarlo a casa.

 

Enero 1939:

Querido diario,
No sé como seguir, no estoy a gusto porque tengo mala conciencia. ¿Por qué? Voy a explicártelo...
Hoy era un día extraño y curioso. La mamá y el papá estaban muy excitados, así que a mí también se me erizó la piel. Me decían cosas que yo no podía entender, por ejemplo que papá no era republicano ni amigo del alcalde y además que no le regaló un traje al maestro. Eso no lo endendí, a papá le gusta el maestro, estoy seguro. Después hizo una cosa que tampoco comprendo...No sé por qué, pero no me parecía bien actuar así. Llamé al maestro un comeninõs y yo lancé piedras. En realidad no lo quería hacerlo, de verdad. Ya no entiendo nada de nada.... No sé dónde está el maestro y me gustaría pedirle disculpas...
Primero quiero salir hacia la montaña. Quizás allí se me viene alguna idea...
Moncho